martes, 10 de mayo de 2016

Por qué la "embarramos" al hablar con las personas?

Talvez en algún momento de tu vida te has encontrado con una persona que evita hablar, una persona que actúa de forma extraña cuando la saludas, una persona que responde con frases muy cortas y que a veces esas respuestas no coinciden del todo con aquello que preguntaste, una persona que mantienen sus audífonos  puestos todo el día, una persona que prefieren leer en vez de ir a una fiesta, una persona como yo.

Nos definen como esos bichos raros antipáticos que no nos gusta socializar, eso prejuicios son comunes al crear un concepto de lo que somos, pocas personas entienden que nuestra personalidad, nuestra forma de ser, es de esa manera, nuestros temores están presentes como en todos los seres humanos, puede que algunos sientan temor de una serpiente, nosotros sentimos temor al hablar en público, puede que algunos sientan nervios en un parcial, nosotros morimos de los nervios cuando alguien desconocido intenta establecer una conversación, puede que algunos crean que es fácil llegar saludar, sonreír y tener un nuevo compañero, para nosotros esos tres insignificantes momentos son una misión imposible.

Ahora bien, cuando se rompe esa barrera y se logra tener un compañero (a) o un amigo (a) tendemos a “embarrarla” constantemente, no sabemos qué decir, o lo que decimos no es lo adecuado, gracias a esto son más las personas que salen de nuestras vidas que las que entran, por qué sucede esto?  Los introvertidos “aprendemos sobre cómo ser sociables viendo a las relaciones amistosas de los demás”, debido a que es muy poco el contacto que se tiene con otras personas, por ende, todo el entrenamiento que hemos tenido para hablar con las personas se basa en suposiciones, en lo que creemos que va a funcionar, y en la mayoría de veces fallamos por lo que dijimos, por como lo dijimos, por la cara que pusimos, por el momento en el que lo dijimos, por cualquier cosa, cualquier aspecto puede influir en la aceptación o el rechazo de la conversación.

Esto es algo en lo cual quiero enfatizar: nosotros no lo hacemos con la intención de ofender, despreciar o incomodar, cada persona que entra en la vida de un introvertido es de gran relevancia, así como el extravertido necesita la soledad, el introvertido necesita compartir, y cada una de estas personas va a ser valorada y respetada de la mejor manera.


Y recordemos el cerebro no distingue entre el dolor físico y el emocional, aunque digamos que no, cada perdida duele.



Hasta la próxima
Brandon López Gómez

Bibliografia.

http://www.eduardpunset.es/3729/general/el-cerebro-no-distingue-entre-dolor-fisico-y-emocional

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