Talvez una experiencia para
valorar la vida; ver y vivenciar la realidad de un deportista paralímpico, como
entrena, qué dificultades tiene al momento de ejecutar sus movimientos y
compararlo con lo que he vivido en el deporte, es algo impactante.
Cuando nos mencionaron en que
deportes tendríamos las practicas pensé que en que algunos no los había practicado
oficialmente, pero tenía una vivencia empírica del ciclismo, baloncesto y el
porwerlifting, sin embargo lo realmente impactante sucedió cuando nadé y vi
como los atletas se movían en la pista.
Ver a un ciclista pedaleando con
una pierna, con el orificio de una traqueotomía abierto y media cara quemada es
algo IMPACTANTE, competidores sin una mano, sin una pierna, y aun así, pedalean
cada día en busca de un sueño, ruedan con una ilusión; convertirse en
deportistas paraolímpicos.
Igual forma, perder la movilidad
de sus piernas o las piernas mismas no fue impedimento para los levantadores de
pesas ni los basquetbolistas en silla de rueda, estos guerreros levantan hasta
su propio peso en una barra, con las piernas atadas y solo la fuerza de sus
brazos son capaces de completar esta hazaña. Rudeza, determinación y mucha
motivación es lo que se ve en los jugadores de baloncesto en silla de ruedas,
personas que no temen chocar fuertemente sus sillas, porque saben que si se
caen, es solo un impulso con los brazos para caer nuevamente en la posición y
continuar jugando.
Pero el verdadero choque llego
cuando vi y vivencie un deporte que he practicado desde hace algunos años, ver
atletas corriendo con una pierna artificial, saltando sin poder ver, lanzando
sin poder mover las piernas y en vez de correr, rodar los 400 metros, es algo
realmente IMPACTANTE, cuando corres sin ver, guiado por unas palmas y sabiendo
que al final de ella debes saltar y caer en un foso de arena es muy intrigante
e incluso temeroso; contando mi práctica,
la primera vez corrí a 2 km/h, la segunda vez un poco más rápido, pero termine
2 metros a la derecha de donde debería haber saltado, es cómico y se ve muy
fácil, pero no sabes cuán difícil es.
Sucedió igual al momento de
nadar, intentar cruzar la piscina de 50 metros con los brazos atados a tu
espalda, después con las piernas atadas, y por último, con los ojos vendados;
nadar sin brazos, sin piernas o sin poder ver es algo frustrante, además de que
la fatiga se duplica por no usar alguna de las extremidades.
Y por último, el intento de
establecer una conversación con una persona que no puede escuchar, aprender y
saber conectar las señas es algo que se ve complejo, pero no lo es, gesticular
cada palabra que se dices, para mí, es una misión imposible, pero con la
practica fue mejorando.
La sensación de impotencia nunca
desapareció durante las prácticas, ver y vivir esa realidad paralímpica es
IMPACTANTE, sentir la necesidad de buscar otros recursos para poder realizar
cada cosa y no tenerlo es algo incómodo, incluso llegue a sentir ira por no
poder hacerlo, pero al final, era un ejercicio que nos iba a ayudar a
comprender mucho más la realidad deportiva de los deportistas paralímpicos.
Brandon López Gómez